Dragando historia.

Estos últimos días ha saltado a la palestra el tema de la playa de La Arena, en Muskiz. Resulta que la autoridad portuaria ha tenido la brillante idea de sacar arena del lecho marino situado a unos dos kilómetros de la costa vizcaína (por supuesto, de la margen izquierda). Digamos que yo ya conocía el tema, puesto que frecuento esta playa incluso en los meses de invierno, y ya en diciembre el buque amarillento comenzó a expoliar el fondo marino.

Pues bien, ahora la ciudadanía se ha dado cuenta del daño que la draga está provocando al ecosistema de la playa de La Arena y su entorno. Repentinamente el arenal ha ido dejando paso a un grisáceo y extenso pedregal, el cual está causando más de una molestia a bañistas y veraneantes. Ha resultado ser cierta la predicción que esos surfístas, hippies y ecologístas rojeras hicieron sobre la draga, y algún viandante se ha sorprendido al comprobar que las autoridades pertinentes mintieron, una vez más, al decir que la draga no tendría ningún impacto en la playa, y que las protestas de los ya mencionados alborotadores no respondían más que a intereses políticos.

Lo malo de todo esto es que, cuando el calor se retire de la costa vizcaína junto con los bañistas, el tema pasará de nuevo a preocupar tan sólo a la gente de la zona, y a algún que otro hippie, surfísta, pescador trasnochado y anacoreta anticuado, y que, a la postre, el año que viene cuando las masas de la margen izquierda regresen a la playa de color cobrizo, se encontrarán un erial creado en pos del Superpuerto.