Esta mañana me retorcía con una risa irónica cuando en la SER se sorprendían de que Somalia pueda entrar, de nuevo, en situación de hambruna "oficial". El falsimedia del PSOE entrevistaba a una voluntaria de Cruz Roja en Etiopía, que achacaba la situación a la constante sequía que sufre todo el cuerno de África, y se lamentaba de que la ONU sólo había reunido 200 millones de € de los 1.000 que tenía previstos, una cifra que sin duda nos tiene que dar qué pensar.
Sin embargo, nada decía la SER sobre las otras variables que influyen en la situación de Somalia. En 1986 se producen una serie de insurrecciones contra el entonces líder del país Siad Barre, que desembocan en una situación de guerra civil según los libros, de caos según los somalíes, que en 1992 tratan de "solucionar" EE.UU. y la ONU mediante una intervención militar. Esta intervención falla, porque no tiene como objetivo solucionar los problemas alimentarios y políticos de Somalia, sino porque perseguía la defensa de los intereses petrolíferos de EE.UU. en la región. Por lo tanto, en 1995 las fuerzas internacionales abandonan el país, y dejan a los somalíes en una tierra sin Estado, a merced de los señores de la guerra locales (financiados por las grandes empresas occidentales), de la sequía, y del saqueo internacional.
Nada dice la SER sobre la situación en el océano índico, dónde los "piratas" atacan a los indefensos barcos factoría occidentales, los mismos buques que llevan saqueando las aguas somalíes 20 años a sabiendas de que no existe una fuerza estatal que les replique, y que han dejado a la población del cuerno de África sin una de sus principales materias primas: el pescado.
Tampoco dice nada sobre los barcos de bandera Malaya o Indonesa, que patrocinados por el estado francés, inglés o aleman, vierten toneladas y toneladas de residuos radiactivos provenientes de las centrales nucleares europeas en las aguas del litoral somalí.
Ahora que comienza la época de lluvias, veremos si se mitiga un poco la situación de sequía en esta región africana. A ver si con un poco de suerte, tienen el agua suficiente para plantar esas semillas manipuladas transgénicamente para su desarrollo en situaciones de escasez de recursos y, de esta manera, el año que viene se vean obligados a comprárnoslas a un precio que no puedan pagar.
A ver si con un poco de suerte, y con las armas pesadas que pueden llevar los inmensos barcos factoría, nuestros arrantzales pueden seguir pescando para "el Calvo" o "la Isabel", y así no nos falte el atún en la ensalada.
A ver si con un poco de suerte desembarca la 5º flota y nos trae un poquito más del oro negro.
A ver si con un poco de suerte se dejan de quejar.
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