viernes, 23 de septiembre de 2011

Rekalde: ese barrio maldito.

Rekalde (también situado en la margen izquierda de la ría) situado en uno de los distritos al sur de Bilbao, lleva a sus espaldas la pesada carga de ser el barrio no deseado, el rebelde, el obrero. Su demos está compuesta como la del resto de los municipios de la margen izquierda: una masa enorme de trabajadores llegados desde otros puntos de la península en las dos oleadas industrializadoras, que fueron alojados a bote pronto, sin planificación ninguna, en barrios y municipios construídos a base del capital de las otrora poderosas industrias bizkaínas. Con más de 18.000 habitantes y un sinfín de "agresiones" institucionales, no es coincidencia que los rekaldetarras tengan su propia identidad diferenciada de la bilbaína.

Pero, ¿cómo una amalgama de trabajadores inmigrantes se forja una unidad identitaria diferenciada de la propia metrópoli? En principio es sencillo: la planificación urbanística de Bilbao durante el tardo-franquísmo aíslo el barrio de Rekalde mediante la línea de FEVE y la posterior construcción de los viaductos de la autopista A-8 sobre los tejados del barrio. A principios de los setenta emergen las Asociaciones de Vecinos que cogerán fuerza sobretodo a finales de esa década, siendo Rekalde uno de los barrios donde la lucha vecinal coge más protagonismo, asumiendo funciones propias de otras instituciones municipales que no ejercían. Las razones no eran pocas. En 1975 deciden que la autopista pasara por encima de las cabezas de los rekaldetarras. Las obras de la autopista suponen el derribo de la iglesia y viviendas y la remodelación de la plaza, principal espacio de socialización del barrio. Este hecho junto con el atropello de una niña del barrio enciende la mecha de una lucha fuerte pero que no conseguirá evitar los (no)planes que la ciudad tenía (para) el barrio.

 En Rekalde nos encontramos durante décadas y, sobretodo con la consolidación de la lucha vecinal en los setenta encabezada por la AFR (Asociación de Familias de Rekalde), con un tejido social muy activo desde una posición casi de izquierda radical que llega incluso a crear una universidad popular. A pesar de eso, y de una fuerte identidad barrial que se cristaliza en 1975 con el “Libro Negro de Rekalde” hecho desde la propia AFR y a través del que se pretende plasmar la situación en la que se encontraba el barrio, se percibe un sentimiento con regusto a resentimiento y enfado hacia la ciudad y el abandono al que se le somete y una autoafirmación desde la marginalidad. Este sentimiento de agravio por parte de las instituciones no desaparecería con el tiempo, sino que, en el mejor de los casos, se mantuvo dada la dejación de tareas por parte de la administración en el barrio.

  Con la brutal crisis de la desindustrialización, Rekalde sufrió tanto como Barakaldo o Sestao la caída de las grandes chimeneas. El paro y la depresión se extendieron por sus calles a medida que la identidad obrera   desaparecía junto a los hornos altos y las fundiciones de la zona. Entre tanto, Bilbao se disponía a dar el salto hacia los servicios, y en 1997 se plasma en el museo Guggenheim... y el soterramiento de las vías de FEVE. Así, mientras que en Rekaldeberri, el núcleo del barrio, contaba en 2004 con 15.401 habitantes, el distrito de Rekalde contaba con 47.297 habitantes aún sin haber finalizado todo lo proyectado para la zona y con el nuevo plan de hacer llegar o el metro o el tranvía hasta el barrio sólo embastado.

  Esta es la historia de Rekalde, y Kukutza (en este caso el III), no es más que la materialización de las necesidades culturales del barrio, por lo tanto, no es casualidad que todo el barrio haya salido a defender el Gaztetxe, y que desde fuera de Rekalde nos sumemos gentes de todo Bizkaia, de toda índole e ideología (claro que está la izquierda abertzale, pero también la republicana, los animalistas, las feministas...), aunque esto al señor Azkuna no le guste. Y como ya me he aburrido de escribir, os dejo un vídeo que explica mejor que yo qué es Kukutza, mucho más que un Gaztetxe. Que por cierto, ya quisiera la Alhóndiga tener la actividad cultural que tiene Kukutza.


Igor AHEDO, Acción colectiva vecinal en el tardofranquismo: el caso de Rekalde. Historia y Política, nº23, 2010, págs. 275-296.

Mercè CORTINA, 
Identidad Barrial y Acción Colectiva frente a los Planes Estratégicos Urbanos. Introducción a los casos de Rekalde y Poble Nou. 
Departamento de Ciencia Política. Universidad del País Vasco.

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