viernes, 28 de enero de 2011

EL 27 YO VOY A TRABAJAR...CON OTRAS CENICIENTAS.

Aquí os dejo un texto para la reflexión. Igor ha sido profesor mío durante la licenciatura, y ahora también durante el máster de participación ciudadana. Un texto de lectura obligatoria y reflexión personal.

EL 27 YO VOY A TRABAJAR...CON OTRAS CENICIENTAS.


Igor Ahedo. Profesor del Departamento de Ciencia Política de la UPV/EHU.

El 27 yo voy a trabajar para aprovechar el tiempo y contarles a mis hijos que es muy triste la vida de un ratón que siempre huye. Y les mostraré que en la calle hay muchas cenicientas que se juntan, que se manifiestan, para decirle al gato que se han cansado de huir.

  En los años cincuenta, a Erich Fromm le parecía que los avances sociales y tecnológicos podían posibilitar mayores cotas de libertad para el ser humano. Pero, advertía, estos avances no bastaban si las personas se separaban de sus creaciones. Esta posibilidad de libertad se desvanecería si las interpretaban como Dioses a los que el individuo se debía plegar. Y esta perspectiva según la cual la economía, la política, la cultura nos es ajena, la globalización la ha profundizado. Por eso, 60 años después de presentarla, la del Tom y Jerry puede seguir siendo la metáfora de nuestras vidas: una vidas que se nos presentan en pantalla como algo pequeño, perseguido y puesto en peligro por algo que posee una fuerza abrumadora, que amenaza con matarnos y devorarnos… Por eso, siempre nos identificamos con ratón. Porque parece pequeño y entrañable, como nosotros. Y sobre todo, porque, a diferencia de lo que sucede en nuestras vidas, siempre acababa venciendo al gato, ese gato imponente que nos amenaza. El problema, decía Fromm, es que la vida del ratoncillo dependía de su capacidad de huida o de la torpeza del gato.

  Esta capacidad de huida, 60 años después, se ha acrecentado. Como recuerda el filósofo Bauman, hay una buena noticia y una mala en el diagnóstico del siglo XXI. La buena es que seguimos teniendo conciencia. La mala es que nos enfrentamos a las raíces de nuestro descontento con opio. Y este opio es el consumo que cambia nuestra pérdida de lazos comunitarios o nuestra ausencia en la crianza de nuestros hijos e hijas con los cromos del merchandising consumista. Ahora que nos dicen que las clases sociales han desaparecido, sentimos el calor de la comunidad en el ágora de neón de los centros comerciales… o los campos de fútbol (previo pago de entrada, claro); ahora que, ahogados en estrés, casi no con-vivimos con nuestros descendientes, compramos su felicidad en los bazares de un todo a 100 que nunca les llena, del todo a 1.000 que tampoco les llena, de la DS que les vacía… en la esclavitud de las amamas y aitites… Compramos nuestra ausencia, obligándonos a trabajar más para convivir menos y pagar más sustitutos… en una rueda sin fondo. Es la paradoja de felicidad consumista de Lipovetsky. La euforia de la compra siempre deja un poso de vacío. Por eso, Bauman acierta con la metáfora de nuestro mundo-consumo: una bicicleta estática en la que estamos montados, obligados a pedalear para no caernos en la exclusión del mercado, pero con la certeza de que tanto pedaleo no conduce a ninguna parte. Dicho de otra forma, 60 años después de Fromm, ahora el ratón, ya ni siquiera puede huir.

  Nos queda, en consecuencia, esperar que el gato sea tonto, como el de los dibujos. Pero, para nuestra desgracia, el gato real no lo es. Cada vez es más listo. Ha aprendido. Y mucho. Naomi Klein nos muestra su estrategia en el libro «La doctrina del Shock». ¿Alguien en su sano juicio, alguien como tú, como yo, como nosotros que no somos consejeros delegados de Iberdresa o Petrosol, puede aceptar de buen grado las políticas neoliberales que se llevan experimentando desde la década de los 70? La respuesta es que no. Y, sin embargo, cuelan. Y nos las cuelan porque el neoliberalismo sabe que cuando las poblaciones se lamen las heridas de una situación de shock, se centran en la supervivencia, abonando el campo para que las apisonadoras del capital hagan su trabajo, sembrando miseria por doquier para aumentar los bolsillos cada vez más grandes de una minoría cada vez más pequeña. Así sucedió tras el Katrina, que permitió hacer realidad la utopía de Friedman de acabar con las escuelas públicas de Nueva Orleans. Mientras la gente se preocupaba de rescatar sus recuerdos barridos por las aguas, se desmantelaron 120 de las 127 escuelas públicas existentes antes de la catástrofe. Así sucedió tras el tsunami de Indonesia, que permitió convertir la costa pesquera de Sri Lanka en paraíso turístico mandando a la ruina a millones de familias. Así sucedió en el Sudeste Asiático tras la crisis del 98, que posibilitó la apertura de una economía local que hasta ese momento controlaban las empresas nacionales. Así sucedió tras Tiananmen, cuando los tanques de los capitalistas de Estado chinos acabaron con una oposición que reclamaba a la par democracia e igualdad. Así actuó la reina de bastos, esa Dama de Hierro británica que aprovechó la torpeza de Argentina para declarar una Guerra de las Malvinas que fue la excusa perfecta para unir al pueblo inglés contra el enemigo externo… y el interno: ese sindicalismo con cuya derrota comenzó a sucumbir el estado de bienestar europeo. Y así está sucediendo ahora, con esta última crisis, que nos paraliza de pánico por el paro, la hipoteca, el futuro… Que nos aterra tanto como al ratón al que el miedo impide siquiera huir del gato.

  Por eso, el 27 yo voy a trabajar. Para aprovechar el tiempo y contarles a mis hijos que es muy triste la vida de un ratón que siempre huye. Para explicarles que los gatos sólo son tontos en los dibujos. Para contarles que la cenicienta no se casó con el príncipe gracias a la magia, sino porque se juntó con otras miles de cenicientas humilladas por unas pocas hermanastras y madrastras. Para contarles que cuando las cenicientas se dieron cuenta de que no estaban solas, dejaron de soñar con un príncipe que nunca les habría hecho caso, para crear una república (una res pública, una cosa pública) de cenicientas que cambiaron fregar los suelos por hacerse dueñas de su futuro. Y si les apetece, les mostraré que en la calle hay muchas cenicientas que se juntan, que se manifiestan, para decirle al gato que se han cansado de huir, para decirle que saben que es muy listo, para decirle que creen en la magia. Esa magia que hace que otros mundos sean posibles. Aquí. No en los cuentos

sábado, 15 de enero de 2011

Sobre las Huelgas Generales en la CAV (2ª parte)

Ya es definitivo. El 27 de enero habrá huelga general en todo el Estado. La convocatoria que iniciaron los sindicatos abertzales en Euskal Herria se ha extendido por el resto de estado español; eso sí, sin UGT ni CC.OO..

   Esta huelga está siendo atacada por todo el aparato de desinformación, igual que lo fueron las anteriores (las del 27J y 29S), pero en vez de seguir la estrategia habitual de des legitimización que se lleva a cabo cuando las centrales mayoritarias del Estado son también convocantes, se está silenciando toda la propaganda; la huelga del 27 de enero no existe. Las noticias sobre adhesiones, se convierten en ínfimas notas de prensa de apenas 50 palabras, en la esquina inferior izquierda de las páginas impares de los periódicos; pero esto era de esperar.

   Lo que no era de esperar es la actuación de CC.OO., que, afanada en arrastrar a UGT hacia una posición más combativa, está siendo fagocitada por la actitud pasiva de la central obediente de Zapatero. No soy, en ningún caso, sospechoso de tener cierta ojeriza hacia CC.OO., ya que en muchas ocasiones he defendido su posición respecto de las beligerancias inter-sindicales, y su actitud de mediador dentro del panorama sindical de Euskal Herria, que le ha llevado a hacer auténticos malabarismos con el objetivo (no cumplido) de conseguir una unión sindical (fue uno de los pocos sindicatos que apoyó las dos huelgas pasadas). Sin embargo, y si Unai Sordo no lo soluciona, la imagen de las Comisiones Obreras va a sufrir un duro golpe. ¿Cómo es posible sentarse a negociar, cuando día tras día, el Gobierno español sale a la palestra diciendo "que no va a cambiar ni un ápice" su proyecto de atraso de la edad de jubilación?

   Alguno dirá que están consiguiendo algo; que ayer se publicó que van a endurecer los motivos por despidos aprobados en la reforma laboral, que a lo mejor no retrasan la edad de jubilación... Pero, queridos lectores, ¡estos son motivos más que suficientes como para haber armado el motín de la Bounti! ¿O acaso debo recordar que lo de los despidos de 20 días alegando "pérdidas" es producto de la última reforma? Alguien debería juntar a los sindicatos mayoritarios y decirles que espabilen, que nos están haciendo el mayor recorte en derechos sociales desde que murió El Rana, y que ellos están negociando cesiones mínimas... pero esto ya lo hizo un señor llamado Cayo Lara en octubre, apelando al apoyo de las centrales y a la unidad de lucha obrera, y ahí tenemos la respuesta de los sindicatos CC.OO. y UGT: sentaditos junto a ZP y la CEOE, dando una imagen lamentable de la lucha obrera, y dejándose llevar por la corriente de amuermamiento generalizado orquestada por el poder. O nadie se ha dado cuenta, que en enero subieron la luz un 10%, quitaron el cheque bebé, suprimieron el subsidio de los 426 €, el carburante está tocando máximos históricos (con un barril de Brent a precio moderado)... ¡¡Y SÓLO HAY TERTULIAS DE BABOSOS IGNORANTES ARGUMENTANDO A FAVOR Y EN CONTRA DE FUMAR EN LA TASCA DE LA ESQUINA!!

   En fin, como decía mi profesor de cultura política de la U.P.V. "Spain is diferent". De momento, la del 27 puede que sea la Huelga General con más razones de la historia; ELA, LAB, EHNE, ESK, CIG, CNT, CGT, STEE-EILAS, HIRU, COS, Solidaritat Obrera... son algunos de los sindicatos "minoritarios" que han llamado a la huelga. La pregunta puñetera es, ¿a qué cojones esperan CC.OO. y UGT?