En un
artículo escrito en marzo de este año hablaba sobre el papel que el miedo tiene
en este nuestro sistema capitalista. Por aquel entonces, el discurso del miedo
venía de la mano de la posibilidad de que un zumbado nos pegase un tiro por la
calle, o de que un avión nos cayese del cielo mientras depositamos nuestros excrementos
en el wáter.
Claro que, digo yo que los
poderosos habrán visto lo bien que funcionó en su momento este discurso para,
en nombre de la seguridad, coartar la libertad individual, que ahora lo están
usando para enriquecerse sin que nadie diga esta boca es mía.
Sí, claro que me refiero a la crisis,
esa crisis creada a base de invertir capital en la especulación en vez de en la
producción: cientos de bancos, fondos de inversión y, lo que es más sangrante,
cajas de ahorros (esas entidades que se suponían casi sin ánimo de lucro y
dedicadas a la obra social) que han invertido miles de millones de euros en “esperar
a que X fondo, suelo o letra suba” porque sí, en vez de invertirlo en
producción y trabajo, que como dijo Carlitos, es lo que genera riqueza.
Ahora vayamos a repasar algunos
titulares económicos de las últimas horas:
- · Valeriano Gómez cree que no es momento de nuevas reformas laborales
- · La banca mundial prevé una caída superior al 2% en el PIB de España en 2012
- · El Ibex sin rumbo definido, espera a la subasta italiana
- · El comercio minorista cayó un 7,2% en el mes de noviembre
Ante esta constante lluvia de malas noticias económicas, nuestros
queridos políticos neoliberales liderados por el pacto de los conservadores y
la antigua socialdemocracia europea, acatan el ataque del capital contra los
rescoldos del difunto Estado de Bienestar. En el Estado español, bajo gobierno
de unos “socialdemócratas” como el PSOE, se ha alargado la edad de jubilación,
se ha abaratado el despido… y ya con el novísimo gobierno del PP, se ha congelado
la Renta Mínima y se ha suprimido la subvención para la emancipación.
Y, ¿la ciudadanía
qué? Pues calladitos, no vaya a ser que se nos acabe el chollazo de currar una
vez cada tres meses. Detrás de esto está el famoso miedo: es mejor trabajar en
negro, por la mitad del salario y sin cotizar que no trabajar, y esto es lo que
nos está llevando a perder los que nuestras madres y padres conquistaron con
sangre. El miedo a apostar por lo que es nuestro, el miedo a protestar no vaya
a ser que me echen, el miedo a exigir un contrato no vaya a ser que cojan a
otro, el miedo a ir contra los bancos que han robado los famosos fondos
preferentes, el miedo a salir a la calle y hacer algo más que agitar las manos…
Y cuando no nos quede nada a lo que temer, si eso, ya hablaremos.
Milton Friedman aprendió lo importante que era aprovechar una crisis*
o estado de shock a gran escala durante la década de los setenta, cuando fue
asesor del dictador general Augusto Pinochet. Los ciudadanos chilenos no sólo estaban
conmocionados después del violento golpe de Estado de Pinochet, sino que el
país también vivía traumatizado por un proceso de hiperinflación muy agudo. Friedman
le aconsejó a Pinochet que impusiera un paquete de medidas rápidas para la
transformación económica del país: reducciones de impuestos, libre mercado,
privatización de los servicios, recortes en el gasto social y una liberalización
y desregulación generales. Poco a poco, los chilenos vieron cómo sus escuelas
públicas desaparecían para ser remplazadas por escuelas financiadas mediante el
sistema de cheques escolares. Se trataba de la transformación capitalista más
extrema que jamás se había llevado a cabo en ningún lugar, y pronto fue
conocida como la revolución de la Escuela de Chicago, pues diversos integrantes
del equipo económico de Pinochet habían estudiado con Friedman en la
Universidad de Chicago. Friedman predijo que la velocidad, la inmediatez y el alcance
de los cambios económicos provocarían una serie de reacciones psicológicas en
la gente que «facilitarían el proceso de ajuste».14 Acuñó una fórmula para esta
dolorosa táctica: el «tratamiento de choque» económico. Desde hace varias
décadas, siempre que los gobiernos han impuesto programas de libre mercado de
amplio alcance han optado por el tratamiento de choque que incluía todas las
medidas de golpe, también conocido como «terapia de shock». (Naomi Klein)